DÍA DE LA REPÚBLICA ITALIANA

El dos de junio de 1946 se realizó en Italia un referéndum de consulta en el cual los ciudadanos fueron llamados para escoger entre República o Monarquía. Por primera vez se les permitió a las mujeres votar, lo que constituyó un paso adelante hacia la democracia basada en la igualdad de los derechos de todos los ciudadanos, independientemente de su sexo o censo. 



Si bien que la monarquía hubiera tratado de cualquier modo de influenciar la selección del electorado, el pueblo italiano se manifestó sin equivocación alguna a favor de un sistema de gobierno republicano y parlamentario, en sustancia un Estado de derecho donde las principales instituciones fueran independientes y soberanas basado en el principio de la separación de los poderes. 

La monarquía había dado un importante y determinante apoyo a la dictadura de Mussolini que duró más de veinte años, lo que había conducido a la catástrofe de una guerra equivocada y sangrienta, y a una guerra civil que duró casi dos años, en la que muchas familias se dividieron entre la tendencia fascista y partidaria combatiéndose entre ellos. 
Por lo tanto los italianos, conscientes que la institución monárquica estaba ya demasiado comprometida, escogieron por mayoría la República, asociándola a la idea de una democracia basada en los valores que habían unido a todos aquellos que se habían opuesto al fascismo y a la guerra, independientemente de sus ideologías y de sus programas políticos contingentes. 

La Italia de la posguerra estaba destruida y hambrienta, necesitada de todo y humillada por los enemigos y aliados. La elección del 2 de junio demostró que los italianos creían, a pesar de todo, en su capacidad de poder gobernar directamente su propio país sin tutores y en la potencialidad de su propia nación, convencidos que el desarrollo de un país es una responsabilidad que pertenece a todo el pueblo.

La introducción en Italia de un sistema político totalmente democrático favoreció al mismo tiempo el renacimiento económico, gracias también al importante apoyo financiero de la comunidad internacional, y en particular de los Estados Unidos de América, a través de un ambicioso y costoso plan de reconstrucción que en pocos años cambió radicalmente el rostro del país. 

Hoy, después de 67 años de esa fecha tan importante para el país, podemos apreciar lo que esa convicción democrática, tan radicada en las mentes de las clases dirigentes y también del pueblo italiano de entonces, fue justa. Italia del Siglo XXI es la sexta potencia económica del mundo, tiene una democracia sólida y es un país desarrollado en todos los sectores. 

Por esta razón Italia, en su papel de actor internacional, está en primera fila en la búsqueda de conjugar dos aspectos que no pueden ser divididos, el de la política nacional y el de la política externa: democracia y desarrollo. Si es verdad que sin democracia no puede existir el desarrollo, también es verdad que la democracia es la expresión política de la libertad. 

La celebración de la Fiesta Nacional de la República, del 2 de junio, tiene por tanto un significado unívoco que vale para los italianos como para cualquier pueblo en el mundo: Un pueblo unido y convencido del valor de la democracia puede determinar el curso de la propia historia y levantar su propio país del peso de la miseria y del subdesarrollo.