PIAZZOLLA y PUGLIESE

Alla por 1974 Osvaldo Pugliese y Astor Piazzolla se sentaron a charlar frente al grabador del periodista Natalio Gorin, y entre tantas cosas lindas que hubo entre ellos, quedó registrada esta frase de Astor: “¿Sabe, Osvaldo, lo que decía siempre mi papá, Nonino? Que los grandes músicos del tango son italianos o hijos de italianos, y que los mejores son los que tienen ancestros en la Puglia. Usted lleva el sello en el apellido, y nosotros, los Piazzolla, somos de Trani”.


Sin duda Astor admiraba profundamente a Osvaldo Pugliese. Este último con sus composiciones Negracha, Malandraca y La yumba se adelantó a lo que Piazzolla luego realizó como músico. Básicamente en la música de Piazzolla la marcación rítmica está basada en el tango “Negracha” (de Pugliese) compuesto en 1943 y grabado en 1948.
Siempre hubo entre Osvaldo Pugliese y Piazzolla una relación de respeto y admiración mutua. Pugliese hizo versiones de tangos de Piazzolla como: “El cielo en las manos” en 1951, “Marrón y azul” en 1956, “Nonino” entre 1961 y 1962, “Verano porteño” en 1965, Balada para un loco en 1970 y Zum en 1976. Piazzolla grabó de Pugliese: “Recuerdo” en 1966 y “Negracha” en 1956.


Compartieron un recital juntos en el teatro Carré de Ámsterdam, Holanda, el 29 de junio de 1989. Cerraron el recital tocando juntos sus éxitos más populares: “Adiós Nonino” y “La yumba”.


Bandoneon Tango Pugliese & Piazzolla " La Yumba " en Amsterdam



Este encuentro histórico entre Astor Piazzolla y su Sex-Tet, como él solía llamar a su última formación, y la orquesta de Osvaldo Pugliese con los cantores Adrián Guida y Abel Córdoba, se gestó gracias al empresario chileno Luis Aravena, que había llegado a Holanda por el exilio al que lo obligó la dictadura de Pinochet. Aravena era un gran amante y conocedor del Tango.

Bandoneon Tango Pugliese & Piazzolla "Adios Nonino"

Tal vez el momento de mayor intensidad en el escenario fue cuando Piazzolla dejó que “Adiós Nonino” se transformase en “La Yumba” gracias al talento pianístico y de improvisación de Gerardo Gandini que, más tarde, dejaría su lugar al maestro Pugliese. Ese puente, no tuvo el recorrido que imaginó Piazzolla: Gandini no dejaba de tocar las cinco notas que conforman el tema de La Yumba para resolver en Adiós Nonino. Cada vez que Piazzolla se disponía a comenzar con su obra, Gandini repetía aquellas cinco notas haciendo que el bandoneonista le dirigiera miradas y gestos afilados que todo el teatro podía comprender desatando apagadas risas en la platea mientras, con gesto adusto, Pugliese sentía sus manos apretadas entre las de su esposa Lidia en bambalinas. Es entonces cuando, con genial maestría, Piazzolla empieza a responder a Gandini desde su bandoneón con esas mismas cinco notas de La Yumba, desatando tanto aplausos como lágrimas emocionadas entre el público y muchos de los protagonistas. Tal vez fue ése el momento más alto de aquella reunión histórica.