EL PRIMER CAMPEÓN OLIMPICO PUGLIESE.


Olimpia
El origen de los juegos olimpicos se remonta al año 776 a.C. Se llaman así porque se celebraron en la ciudad de Olimpia en honor a Zeus, dios del cielo, la tierra y de todos los dioses de la mitología griega. En sus inicios eran como grandes festivales en los que las prácticas atléticas, la religión y la música se unían para honrar a los dioses. El primer ganador que se conoce fue Corebus de Elis, que venció en una de las carreras a pie en honor a Zeus. Por ello, su nombre quedó grabado en el estadio.


Estatua de Zeus

Posteriormente se fueron agregando nuevas modalidades de competición.
Las Olimpíadas constituían al mismo tiempo la manifestación de un ideal moral y estético y, aún hoy, los atletas representan un referente de inspiración debido a los valores inherentes al deporte: competición leal, valor, trabajo en equipo, perseverancia para obtener un resultado.


Vaso con figuras negras que representan las disciplinas del Pentatlón.

En los Juegos Olímpicos, reflejo fiel del pensamiento de la sociedad griega, existían ciertas pruebas predilectas en los concursos según la corriente de pensamiento predominante; en la época referida, el pentatlón se destacó por ser la prueba polivalente por excelencia y por tanto la más valorada. Las cualidades físicas esgrimidas por los atletas vencedores en el pentatlón reflejaban nítidamente el modelo ideal de ciudadano griego de la época, capaz de afrontar con resultados positivos variedad de situaciones.

Mapa de colonias griegas.

Ikkos de Taranto fue un atleta legendario que arrasó en los Juegos Olímpicos del año 444 antes de Cristo, venciendo en el pentatlón. Según Pausianas, Ikkos después de su victoria olímpica se convirtió en el más famoso médico entrenador de su tiempo, habiendo dado siempre ejemplo de vida austera y ejemplar.


Según los catálogos de las Olimpíadas, Taranto entre las ciudades de la Magna Grecia se encuentra en tercer lugar con ocho vencedores olímpicos, detrás de Crotone (veinte) y Siracusa (trece). La mayor parte de las victorias de atletas tarantinos se obtuvieron en aproximadamente un siglo y medio, entre el 476 y el 336 a.C. Recordemos que Taranto fue fundada en el 706 a.C. es decir dos años después de la 18º Olimpíada.

Estadio Panatenaico

A partir del año 566 a.C., con Pisistrato, los Juegos Panatenaicos que se llevaban a cabo cada cuatro años en honor de la Diosa Atenea durante el mes de agosto se abrieron a todo el mundo helénico. A los vencedores de las distintas disciplinas se les entregaba como premio un ánfora (llamada “panatenaica”) que contenía aceite de excelente calidad y estaba caracterizada por la representación de la diosa Atenea con yelmo y égida, así como de una escena propia de la competición en la que el atleta había resultado ganador.


Ánfora con la diosa Atenea

De entre las diversas tumbas de la necrópolis de Taranto destinadas a atletas y situadas en emplazamientos privilegiados a lo largo de las principales vías de comunicación de la polis, la más famosa es la actualmente expuesta en el renovado Museo Estatal Arqueológico de Taranto, reabierto recientemente al público, y expuesta en copia realizada con técnica de barrido láser en el World Art Museum de Pekín con motivo de los Juegos de la XXIX Olimpiada.


Sarcófago y ánforas expuestas en Beijing-Pekin
La tumba, hallada en 1959 en Taranto, excavada en la roca, está formada por un sarcófago de tufo, pintado, cerrado por una cubierta a dos aguas, compuesto por dos secciones accesibles dentro de las cuales se conserva, íntegro, el esqueleto del atleta. Sobre los tres lados del sarcófago se dispusieron cuatro ánforas panatenaicas de las que quedan tres, con escenas que dan cuenta de la especialidad del pentatlón.
Ánfora dedicada al Atleta de Taranto con escenas de pugilato

Ánfora dedicada al Atleta de Taranto con escenas de pugilato


Ánfora dedicada al Atleta de Taranto con escenas de lanzamiento de disco



Ánfora con escenas de una carrera de cuádrigas

Una escena de pugilato, otra de lanzamiento de disco y, por último, una carrera de cuádrigas (carrozas tiradas por cuatro caballos) ilustran el alto nivel del misterioso personaje tarantino del siglo V a.C., quien para algunos podría identificarse con el llamado Ikkos, atleta, filósofo pitagórico y gimnasta considerado el fundador de la medicina del deporte. Las ánforas indican que el atleta además de vencedor en la 84º Olimpiada del año 444 a.C. (el premio de las Olimpiadas era solo una corona de laurel), había resultado vencedor también de los Juegos Panatenaicos, las competiciones que se desarrollaban en Atenas. Las ánforas se atribuyen en función de su estilo al Pintor de Kleophrades (primera década del siglo V a.C.) y a su círculo.




Los restos óseos de Ikkos


Los análisis efectuados sobre sus restos óseos y sobre la dentadura del esqueleto han demostrado que el atleta tarantino seguía un régimen alimenticio como el dictado por la escuela pitagórica de los siglos VI y V a.C. Precisamente este régimen alimenticio podría haber constituido la causa de su temprana muerte (tenía unos 30 años cuando falleció), debido a una infección alimentaria o a la alimentación hiperproteica. Su dieta: higos, queso feta, carne de jabalí y cordero a discreción. Ikkos se untaba el cuerpo en aceite de oliva para entrenarse y competía desnudo, como todos los atletas de aquel tiempo. De acuerdo a los conocimientos que depara la fase actual de la investigación, se puede afirmar que los restos humanos de la “Tumba del Atleta” de Taranto representan el único testimonio directo de un atleta que vivió y predicó los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia.