MARIO GALLO, Un Pugliese Pionero Del Cine Argentino

Mario Gallo, nació el 31 de julio de 1878 en Barletta, Puglia, Italia, y falleció el 8 de mayo de 1945 en la Ciudad de Buenos Aires. Es una figura de relieve del cine argentino de los pioneros, ya que fue el primer realizador de cine argumental en la Argentina. Descripto por los biógrafos como un italiano pintoresco, llegó a Buenos Aires en 1905, a los 27 años, con nada de dinero, y un diploma de profesor de música bajo el brazo y como tantos otros, sin conocer nuestro idioma. Primero fue director del coro de una compañía de operetas, luego, antes de acercarse al cine, pianista de café concierto; gracias a su amistad con su connacional Atilio Lipizzi, quien era electricista y proyeccionista, del gran transformista Leopoldo Fregoli, inventor del fregolígrafo, entraría en el mundo del cine.


En 1908 Francia intentaba la primera aproximación al cine como arte, para alejarlo del mero espectáculo de feria. Argentina, no sería la excepción y en 1909, se convertiría uno de los primeros países en experimentar de manera directa con el cinematógrafo, gracias a la pionera labor de un italiano de la Puglia, de tan sólo 30 años, se comenzaría a pensar en elaboraciones históricas muy probablemente en sintonía con el Film D'Art francés.
Debutó con el documental “Plazas y monumentos de Buenos Aires” en 1909 y posteriormente abordó temáticas locales históricas con sus Films “La revolución de mayo”, “El fusilamiento de Dorrego” protagonizada por los renombrados actores Salvador Rosich, Eliseo Gutiérrez y Roberto Casaux, “La batalla de Maipú” con Eliseo Gutiérrez y Enrique de Rosas, “Güemes y sus gauchos”, “Camila O'Gorman” con Rosich y Blanca Podestá, “La batalla de San Lorenzo” y “La creación del Himno”.


“La Revolución de Mayo” cuyo estrenó oficial fue el 22 de mayo 1909, se realizó como adelanto de los festejos del centenario de la patria. El film tiene un lenguaje emparentado con el del cine francés de su tiempo. La acción es eminentemente teatral, los decorados pintados en telones (el Cabildo flamea al soplar el viento), la cámara toma el lugar de un espectador y la narrativa queda a cargo de los intertítulos, funcionando la imagen a la manera de la ilustración de un texto. Al ser Gallo un inmigrante italiano, es natural que sus films utilizasen las formas de lenguaje que imperaban en ese momento en Europa, y resulta interesante que la elección argumental se inspirase en hechos de la historia argentina. Insólitamente hoy se conserva una copia de esta película encontrada, casi de casualidad, en 1960 entre un montón de latas viejas.


La Revolución de Mayo (Mario Gallo, 1909)


Creó su propia productora, con domicilio en Cangallo 827 de la ciudad de Buenos Aires. Tenía como logo un gallo que fue dibujado por el gran ilustrador Mario Zavattaro. Filmando "Juan Moreira" (1913), con el debutante Enrique Muiño; una "Muerte civil" sobre el tremendo drama de Giacometti, e interpretada por el gran trágico italiano Giovanni Grasso, de paso por Buenos Aires, el acercamiento al largometraje con "Tierra baja" (1913), protagonizada por otro gran trágico nacional, Pablo Podestá en una transposición fiel pero acriollada del drama de Angel Guimerá. Luego, Mario Gallo, decidió cambiar de género filmando las primeras películas-ópera acompañadas de un grupo de músicos en escena y un cantante detrás de la pantalla, llevando a la pantalla un tríptico operístico que comprende “Caballería rusticana”, “Tosca”, “I pagliacci”, todas acompañadas de la música original ejecutada en directo, con los cantantes situados tras la pantalla. Entre sus demás obras recordamos “En un día de gloria” (1918), dirigida junto con el italiano Alberto Traversa, y “En buena ley” (1919), en cuyo reparto figuran, entre otros, Silvia Parodi, Pedro Gialdroni y Nelo Cosimi. En 1920 da vida al noticiario semanal Actualidades Gallo Film. Seguiría fiel al cine y moriría pobre.